Concurso
Ordenación y Adecuación del Centro Urbano de Borriana
El espacio público juega un papel fundamental en el desarrollo de nuestras vidas. Lugar de encuentro y de relación, debemos potenciar sus virtudes y corregir sus defectos para conseguir una ciudad más habitable y sostenible.
La colonización del espacio por parte de los vehículos a motor ha sido una constante desde que comenzase su expansión a mediados del sigo pasado. La trama urbana trató de adaptarse de la manera en que fue posible a los intereses del automóvil, no sin propiciar situaciones conflictivas con el consiguiente deterioro del espacio público.
En el caso de Burriana, la presencia del vehículo en su centro histórico ha propiciado su degradación. El conjunto formado por las Plazas Pla y Mayor carece de continuidad y de la identidad esperada.
Nuestra propuesta abogó por una estrategia urbana, comprometida y sostenible, que trasciende de los límites de la intervención, limitando la presencia del vehículo en el Centro Histórico de Burriana, devolviendo a la escena urbana el espacio público perdido.
Para ello se ha partido del análisis del conjunto urbano de Burriana, con la finalidad de comprender la problemática que afecta al Centro desde una perspectiva global, con el objetivo final de mejorar el espacio público, adyacente a las Plazas Mayor y Pla, a partir de una respuesta lógica y comprometida con el conjunto de la ciudad y con las personas.
Favorecer la accesibilidad y la movilidad sostenible así como reorganizar los flujos dentro de la ciudad a favor de los medios de transporte saludables y respetuosos con el medio ambiente, ha de ser, a nuestro parecer una condición necesaria en el urbanismo del futuro.
La propuesta resolvía estas cuestiones por medio de una plataforma única en la que por medio del cambio de la textura y el color de los pavimentos organizaba los diferentes flujos de movimiento de usuarios y daba respuesta por medio de una sencilla estrategia a la cuestión de la accesibilidad.
El concurso planteaba también resolver el uso de una parcela que se abría a la Plaza del Pla y a la Terraza del Payá, decidimos incorporar la planta baja de esta parcela al espacio público, bajo la misma idea, de manera que sirviese a la comunicación entre las dos plazas.
En el interior se generaba una plaza y en sus plantas superiores se desarrollaba un programa básico para un edificio sin uso definido que podía adaptarse a casi cualquier uso y que disfrutaba de una excelente iluminación natural.